Homenaje póstumo
a la
maestra y artista
Remedios Mesas.
Algunas
veces las personas se marchan sin más.
Otras, se
van entregando a este terrenal mundo al que pertenecieron la pena o la gloria
que buenamente fueron capaces de digerir.
También las
hay que se van con un puñado de peso sobre la espalda,
dificultando el tránsito
hacia un lugar mejor.
Y a veces -solo
a veces- hay personas que se marchan dejando atrás la puerta abierta
y delante,
la luz que ese
umbral les regala al pasar.
Ella, Remedios
Mesas, dibujó con creces ese halo de luminosidad sobre la tierra firme que
a golpe de
pinceles sustentó su vida.
Ella, que
rodeada de creatividad hizo de sus días un espacio de arte donde concebir momentos
cuyo universo de creación se convirtieron en algo vasto e inabarcable.
Ella, que
aun diciendo “adiós” se sigue quedando, manteniendo libre esa puerta de entrada
y salida, como quien entiende, de forma sutil y honesta lo que solo la vida
alcanza
a mostrar sin
imágenes
a enseñar sin
escenas
a explicar sin
palabras.